Esta receta, por cortesía de Kay Rentschler, directora creativa de Anson Mills, es un método infalible para hacer la sémola de maíz autóctona, de lujoso sabor.
Cuando se cocinan adecuadamente -a fuego muy lento tras una noche de remojo- la sémola resultante es increíblemente cremosa y casi tan dulce como el maíz fresco. Es importante entender por qué debes cocinar esta sémola a fuego lo más bajo posible: se trata de sémola gruesa, y si se hidrata en exceso o se hierve después de que empiece a espesar, tardará una eternidad en cocinarse. (En términos técnicos, el espesamiento es el punto en el que el primer almidón se afianza, o el punto en el que, después de una agitación suave y continua, las partículas de sémola quedan suspendidas en el líquido y ya no tienes que remover continuamente).
Además, como me explicó el fundador de Anson Mills, Glenn Roberts, si el calor es demasiado alto, los sabores de la nueva cosecha del maíz se apagarán, del mismo modo que el sabor de las hierbas frescas se ve disminuido por el calor alto.